Cada día, los diarios traen nueva información sobre el coronavirus y las acciones necesarias para no enfermarse. Las escuelas y oficinas cierran. Los planes para viajar y conferencias se cancelan. Está generándose un desabastecimiento de insumos. El virus mutó. Es un plan de los rusos o de los americanos, es culpa de los chinos. La bolsa de valores es una montaña rusa.
Tan atemorizante como el virus, es la incertidumbre que todo esto ocasiona.
Un compañero, maestro de meditación alentó recientemente a sus estudiantes que observen en su interior, que es lo que está causando todo este miedo e incertidumbre. Se han estado entrenando para esto, y ahora es tiempo de que usen su práctica, les dijo. Este es un sabio consejo, y continuara siendo en la medida que la situación con el COVID-19 evolucione en los próximos días, semanas y quizás meses.
Mindfulness es una buena forma de atravesar las dificultades. Es como como un vehículo capaz de viajar sobre un terreno accidentado, llevando a sus ocupantes por encima del suelo.
Investigando el miedo con Mindfulness
Recientemente, estuve investigando con mucha atención la correlación entre las noticias que iba leyendo y escuchando y mi propia forma de reaccionar a ellas. Algo de esto me estaba generando cierta sensación peligro. Compré una botella de limpiador antibacteriano para todo uso, por las dudas.
Unos días después me sentí reticente acerca de ir al gimnasio. Me detuve y sentí el miedo, el latido en mi pecho, la carrera de pensamientos, y las imágenes de mi misma enfermándome. Fui al gimnasio, lavándome las manos cuidadosamente antes de volver a casa.
Luego declararon la cuarentena y no salir de nuestras casas, los pensamientos catastróficos se multiplicaron, pensé que no tenía comida suficiente, que si me enfermara no habría recursos suficientes en el sistema de salud para atenderme y moriría, el cuerpo se tensó y me faltaba un poco el aire.
Si no somos consciente de nuestros miedos, van a abrumarnos. Cuando nos enfrentamos a algo tan amenazante y que se mueve rápidamente como un virus, es normal sentir miedo. Pero este tipo de situaciones es como la hierba mala que se extiende por nuestro cerebro y este sí que está acostumbrado a escanear problemas. Leer titulares o ver noticias alarmantes sobre el coronavirus puede jugar en nuestra contra si en vez de hacernos actuar con la cautela necesaria para protegernos y proteger a otros, nos paraliza o nos hace entrar en pánico.
Podemos utilizar lo que nos enseña Mindfulness y llevar nuestra atención a la situación actual para tratar de calmar nuestros nervios. Podemos notar lo que nos generan las noticias, si una respuesta sabia de evitar alguna situación de riesgo, o si nos está haciendo entrar en pánico, generando la urgencia de ir al supermercado a proveernos de muchos elementos y rollos de papel higiénico en el caso de que el final este cerca.
Cada vez que el miedo se eleva, ya sea iniciado por un virus misterioso o no, podemos detenernos a investigarlo. Podemos aprender a verlo no como un sentimiento monolítico, sino como una experiencia fugaz con diferentes partes móviles: sensaciones, pensamientos, imágenes, etc.
Al hacerlo, podemos entrar en contacto íntimo con nuestros patrones personales de miedo. Podemos notar cuando síntomas somáticos de la angustia aparecen en nuestro cuerpo. Podemos escuchar el contenido y velocidad en que nuestra charla mental. Podemos mirar como las imágenes aparecen en el teatro de nuestra mente y ver más claramente la historia que se proyecta.
Cuando el miedo se descompone de esta forma, se vuelve otro tipo de experiencia. Puede incluso brindarnos información más sabia sobre los próximos pasos a realizar. Sentir la incomodidad de la incertidumbre puede brindarnos nuevas perspectivas, y tener la flexibilidad mental para considerar las opciones crea una isla de seguridad entre tanta incertidumbre.
Modificado de: Kelly Barron – Health 11/03/20