Todo es imperfecto: ¿Cómo abrazar la inteligencia de tu cuerpo?

En la naturaleza, los movimientos nunca son exactamente los mismos. La naturaleza está llena de ambientes complicados, cambiantes y desiguales.

Su biodiversidad es lo que la hace prosperar. No hay líneas rectas, todo se curva y se moldea a su entorno, y es imperfecto.

Incluso nuestros cuerpos son asimétricos. Existe una capacidad natural de los cuerpos para adaptarse a estos medios  complicados y para adoptar formas sin rigidez.

Del mismo modo, no hay una postura corporal perfecta, ni tampoco una manera correcta de existir en el espacio, por eso es importante el movimiento intuitivo.

Hemos evolucionado para movernos a través de entornos complejos y no de caminos lineales.

Tales como pisos planos, salas cuadradas, confinamiento entre paredes sin intervalos afuera…

Todo eso puede atrofiar la creatividad que tenemos en nuestros propios cuerpos.  

Es fundamental y porque no, urgente, desafiar esta repetición monótona del cotidiano,  

para que podamos relacionarnos con nuestros cuerpos como individuos,

y no perder nuestra presencia alerta e instintiva en la rutina de repeticiones de tareas.

 

Algunas maneras simples en que podemos abrazar la inteligencia de nuestros cuerpos: 

1-    Cierra los ojos cuando puedas.

Esto permite aprovechar una conciencia más profunda, la parte propioceptiva de nuestros cerebros.

Nos permite apagar momentáneamente las distracciones y comenzar a sentir, en lugar de simplemente hacer.  

2-    Posicionate de maneras diferentes en el espacio.

En lugar de mantener una postura estática en los “quehaceres” del cotidiano,

comience a explorar el movimiento dentro de esa misma posición.

Por ejemplo, cuando estés en pié, podes abrir un poco las piernas, al ancho de la cadera y flexionar un poco las rodillas.

Eso aflojará la tensión en su cadera, rodillas y tobillos…

Así como rotar un poco los los hombros hacia atrás, bajándolos y permitir que el cuello esté mas libre al girar e inclinar la cabeza.

Flexibilizate con pequeños balanceos corporales donde podés sentir los puntos de tensión y aflojarlos

(*confiá en tu percepción intrínseca para buscar formas más cómodas y orgánicas de estar en el espacio). 

3-    Asumir otras actividades de movimiento.

Probar diferentes estímulos de movimiento corporal, actividades por diferentes terrenos, al aire libre, también descalzos y en el agua. (¡Como han evolucionado nuestros cuerpos para hacerlo!) 

Esto anima  y estimula profundamente la utilización de todo nuestro potencial, aumenta la sensibilidad a entornos naturales, mejorando la orientación espacial y haciéndonos más capaces y diversos en nuestra motricidad general. 

Sé creativo/a con tu cuerpo en todas formas de movimiento, permitiéndote una escucha interna de cómo podes estar mejor, donde estas, de forma simple y efectiva.

Eso mantendrá tu salud física, emocional y cognitiva más flexible y equilibrada.

 

  

*Ana Carla Andrade es Fisioterapeuta especializada en Psicoterapias Corporales Integrativas.

Coordina cursos donde integra técnicas meditativas al contexto psicoterapéutico. (Ver currículum en ‘Equipo Terapéutico’

  

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